Hace poco más de un mes, la cartera del ministerio de Sanidad cambió de manos. La hasta entonces ministra del ramo, Carolina Darias, abandonó el consejo de Ministros para encabezar la lista de su partido como candidata a la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria. Su puesto fue ocupado por José Manuel Miñones que, hasta ese momento, desempeñaba las funciones de Delegado del Gobierno en Galicia. Este licenciado en Farmacia y doctor con sobresaliente “cum laude” en Química Física por la Universidad de Santiago de Compostela llega al ministerio con varias tareas pendientes que su antecesora en el cargo no pudo acometer.
Tras la toma de posesión, Miñones manifestó su disposición al diálogo al conjunto de comunidades autónomas para seguir protegiendo y avanzando en el derecho a la salud y reafirmó “el compromiso del Gobierno de España con un modelo sanitario público, universal, de calidad, equitativo, eficaz y sostenible y que, al mismo tiempo, sea sensible a las necesidades de la ciudadanía”. Además, trasladó a todo el sector de la sanidad, a las asociaciones, profesionales del sector, sindicatos, pacientes, colegios e industria en general, su convencimiento de que “no existe el gasto en sanidad, sino la inversión en salud”.
Los retos del sector veterinario.
En cuanto al sector veterinario, la iniciativa con mayor peso está relacionada con la implantación del enfoque “One Health”. Este concepto hace referencia a una estrategia mundial que busca aumentar la colaboración interdisciplinar en el cuidado de la salud de las personas, los animales y el medio ambiente, con el fin de poder elaborar e implementar programas, políticas y leyes en pro de la mejora de la salud pública. Tras la pandemia de la Covid-19, desencadenada por una enfermedad infecciosa que ha pasado de un animal a humanos, la Administración ha dado pasos en la adopción de este concepto en nuevas políticas y recomendaciones.
Dos claros ejemplos de ello son, por un lado, el Plan Estratégico de Salud y Medio Ambiente (PESMA) cuyo objetivo principal es promover entornos ambientales que mejoren la salud de la población y reduzcan los riesgos asociados a la exposición a factores ambientales, así como afrontar los desafíos del cambio climático. Y, por otro lado, el nuevo Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) que pretende reducir el riesgo de selección y diseminación de resistencia a los antibióticos y, consecuentemente, reducir el impacto de este problema sobre la salud de las personas y los animales, preservando de manera sostenible la eficacia de los antibióticos existentes.
El nuevo ministro tendrá que retomar también dos proyectos que siguen a medias. La Agencia Estatal de Salud Pública aún no se ha culminado pues, aunque ya ha sido aprobada en Consejo de Ministros, queda pendiente su paso por el Congreso de los Diputados y, por tanto, que se concreten sus reglamentos, donde se podrá comprobar hasta qué punto se contará con los veterinarios en esta institución. En cuanto a la Red Estatal de Vigilancia en Salud Pública sigue a la espera de que su borrador sea aprobado por el Gobierno y, ya convertido en Real Decreto, sea convalidado por las Cortes.
Equiparación histórica.
Si hay una reivindicación que afecta directamente al sector veterinario y que, a día de hoy, aún no se ha resuelto es la incorporación total de los veterinarios en el Sistema Nacional de Salud. Para llevarlo a efecto, uno de los primeros pasos a adoptar por el ministerio de Sanidad sería permitir el acceso de los veterinarios a las especialidades del SNS, el conocido popularmente como VIR o MIR veterinario.
Además, Miñones también encontrará en su mesa de trabajo una reivindicación más: la dispensación de medicamentos por parte de los veterinarios en algunos supuestos, sobre todo de aquellos fármacos que precisen los animales bajo su atención clínica hasta completar los tratamientos.
Solo el tiempo nos dirá si el nuevo titular de Sanidad consigue terminar su mandato con todas estas tareas resueltas.