Como ocurre con las personas, los perros también pueden sufrir ataques epilépticos. En el caso de estos animales, los episodios epilépticos les provocan convulsiones de diferente duración. Es importante conocer los síntomas y la forma en que actúa esta enfermedad en nuestras mascotas para poder actuar rápido en caso de que el animal sufra un ataque.
Según un estudio de Affinity Pet Care, este trastorno afecta aproximadamente al 2,5% de los perros, teniendo más impacto entre los machos. Aunque no es un trastorno muy frecuente, es importante saber identificar esta patología. En este post vamos a hablarte de la epilepsia canina, cuáles son los síntomas que presenta, de qué forma debemos actuar frente a ella y cómo podemos tratarla. ¡Empezamos!
¿Qué es la epilepsia canina?
La epilepsia canina es una afección a nivel encefálico. Se trata de un trastorno que causa episodios convulsivos en el animal. Las convulsiones pueden aparecer de forma aislada, por diferentes causas, y no necesariamente las podemos clasificar como epilepsia. Si se repitiesen las convulsiones habría que hacer un diagnóstico diferencial con la epilepsia.
Un episodio convulsivo típico suele presentar las siguientes fases:
- Pródromo: previo al inicio del ataque. Este es de duración variable. No siempre está presente y puede provocar cambios en el comportamiento del animal.
- Aura: momento previo al trastorno, pero todavía difícil de detectar. En esta fase todavía no se presentan convulsiones. Sí suele afectar al comportamiento del perro, pero de forma sutil. Por ejemplo, provocando ansiedad, inquietud o constante búsqueda de atención.
- Período ictal: en esta fase aparecen los movimientos involuntarios y las primeras convulsiones. Es habitual la pérdida de la consciencia y que no pueda controlar sus esfínteres. Su duración puede ir desde unos segundos hasta varios minutos.
- Periodo post-ictal: tras los ataques y la crisis epiléptica algunos perros se muestran desorientados. Durante esta fase también pueden desarrollar problemas neurológicos como ceguera y sordera temporal o debilidad intensa.
Síntomas comunes
La principal sintomatología que presenta la epilepsia canina son las convulsiones. Principalmente existen dos tipos de convulsión, las generalizadas y las focales o parciales:
- En el caso de las convulsiones generalizadas, la convulsión afecta a todo el cerebro en su conjunto. Las convulsiones generalizadas pueden producir contracciones musculares bruscas que afecten a todo el cuerpo del perro, hipersalivación, perdida del control de los esfínteres y, aunque de manera menos frecuente, también puede presentar pérdida del tono muscular.
- En el caso de las convulsiones focales, estas afectan solo a una parte del cerebro. Las de este tipo, pueden producir hipersalivación, dilatación de las pupilas, vómitos, ansiedad o agresividad.
Cómo actuar frente a un ataque
Si observamos que nuestro perro está teniendo convulsiones, es primordial que intentemos mantener la calma y controlar la situación. Tras esto, debemos tener en cuenta ciertas consideraciones:
- Coloca al animal de forma que no pueda golpearse o caerse desde un lugar elevado: Retira también todos los objetos cercanos que puedan lastimarlo. Reduce todo lo posible la intensidad de la iluminación de la estancia para evitar que le genere malestar.
- Túmbalo en una superficie blanda como un cojín para que se encuentre cómodo y no se haga daño como consecuencia de las convulsiones. En este momento puedes llamar al veterinario de urgencia para ponerlo al corriente de la situación y nos dé las indicaciones pertinentes.
- Evita sacar la lengua del perro, puede correr el riesgo de mordérsela.
- Una vez hayan terminado los ataques, déjale un tiempo en un lugar tranquilo hasta que se recupere.
Una vez recuperado, acude a la mayor brevedad a un centro veterinario. Es una urgencia por lo que será necesario que aportes todos los datos posibles para un buen diagnóstico.
Tratamiento de la epilepsia canina
La epilepsia canina puede ser secundaria, es decir, que aparezca como consecuencia de una enfermedad subyacente, como un tumor, por ejemplo. En este caso, tratando esta afección se puede lograr curar también la epilepsia. Sin embargo, hay muchas causas que descartar, aunque muchos de los casos de epilepsia canina tienen una causa de origen desconocido. En estas situaciones, el tratamiento de la enfermedad será determinado por un neurólogo veterinario.
No obstante, debemos recordar que el tratamiento a través de medicamentos no permite la curación de esta. Su objetivo es el de conseguir disminuir el número y la gravedad de la aparición de las crisis convulsivas. Por este motivo, es habitual que el tratamiento se prolongue durante toda la vida del animal. La elección de los medicamentos a administrar y sus dosis vendrá marcada por las consideraciones del profesional veterinario, así como su control y seguimiento periódico. Tras llevar a cabo un análisis personalizado, podrá elegir el tratamiento que mejor se adecúe a las necesidades de cada perro.
Estas son las principales consideraciones que debes conocer acerca de la epilepsia canina. En caso de observar alguno de los síntomas anteriormente descritos, recuerda la importancia de actuar con la mayor calma posible y seguir las recomendaciones marcadas por los profesionales del sector. Por otro lado, si tu perro padece esta enfermedad, recuerda mantener en todo momento a tu centro veterinario de confianza al corriente de la situación del animal para poder llevar a cabo el oportuno seguimiento.