Si tienes una mascota seguro que has comprobado, en más de una ocasión, como tu perro o gato, te ha alegrado ese lunes que pensabas meterte debajo de la colcha a esperar a que amaneciera un nuevo y mejor día. Ya sea tu perro moviendo la cola y dando saltos en la puerta cuando llegas a casa deseoso de dar un paseo, o tus gatitos sentándose sobre ti en el sofá con ese ronroneo tan placentero, seguro que te han aportado calma y han cambiado tu estado de ánimo. No obstante, podemos decir sin temor a equivocarnos que las mascotas influyen en nuestro estado de ánimo y en nuestra salud, y lo hacen de manera positiva.
Creamos un fuerte vínculo con nuestras mascotas y nos desinhibimos a la hora de expresar nuestras emociones, teniendo menos reparo que con otras personas. Normalmente, somos más abiertos con nuestras mascotas que con otras personas ya que ellos nos dan una respuesta emocional inmediata y natural. Además, está demostrado que disminuyen nuestro nivel de estrés y mejoran la capacidad de relacionarnos con los demás.
Mejoran nuestros hábitos y rutinas
En el caso de los niños, tener una mascota les ayuda a desarrollar responsabilidades y autonomía. Una mascota nos ayuda a canalizar nuestras emociones y nos aporta mucho cariño y comprensión. También ayudan a mejorar la vida de las personas mayores o de la tercera edad, evitando que pierdan rutinas o habilidades sociales. Convivir con un animal de compañía contribuye a la mejora de nuestras capacidades, estimulando la memoria y, como consecuencia de su afecto, mejorando nuestra simpatía. Asimismo, son los mejores aliados frente a la soledad.
Las mascotas, y las rutinas que con ellas se adquieren, reducen los riesgos de sufrir un ataque al corazón. Esto es debido a que las personas que tienen perros deben y quieren sacarlo a pasear y estar tiempo con él. Esto hace que se vean en la obligación de salir y caminar, lo que destierra hábitos sedentarios y mejora su condición física. Los paseos diarios pueden disminuir la presión arterial de forma significativa.
Nos conocen mejor que nadie
Los perros son sensibles, detectan la tristeza, la felicidad, la calma u otros sentimientos como el de frustración. Dependiendo del animal, puede contagiarse de nuestro sentimiento, pero lo más seguro es que reaccione de manera que nos haga sentir mejor, con caricias y estando cariñoso cerca de nosotros. Son un miembro más de nuestra familia y nos hacen felices al igual que nosotros a ellos. Siempre intentarán ayudarnos, animarnos e incluso hacerte reír. Además, lo más probable, es que en la mayoría de las situaciones la calma y el cariño que las mascotas ofrecen haga que disminuyan nuestros niveles de tristeza o abatimiento.
Los perros y gatos también detectan otros estados de ánimo. Los estados de ánimo negativos, como la frustración, la tristeza o el enfado, les resultan desagradables y la respuesta puede ser asustarse o alejarse. En esos casos, detectar sus reacciones puede ayudarte a encontrar un factor disruptivo para mejorar tu estado de ánimo.
La influencia es recíproca
Para tu mascota, tu atención es fundamental, por eso querrán captar tu interés, estar contigo y generar un vínculo cada vez más estrecho. Además, todas las mascotas cuando son felices lo demuestran con su comportamiento, el cual será inevitablemente contagioso. Los perros mueven la cola de felicidad y su ánimo se contagia.
Pero no solo tu mascota influye en ti, también tu estado de ánimo les influye a ellos. Los animales son muy sensibles y captan las sensaciones de sus dueños y el ambiente del entorno que los rodea. Con el tiempo, entre cada mascota y su dueño se crea un vínculo recíproco en el que se transmiten las emociones. Ambos nos adaptamos y compartimos sensaciones similares.
Es bueno un entorno estable, la armonía emocional afecta positivamente al bienestar de nuestras mascotas. Una buena rutina, ejercicio físico y un ambiente adecuado en el hogar hace que nuestros animales sean más felices, y nosotros seguramente también.
Los gritos, las peleas y los disgustos afectan a nuestras mascotas
Los animales detectan las emociones y las situaciones de conflicto, como los gritos o las peleas, les afectan de manera negativa. Por no hablar de cuando nuestra mascota se tiene que separar de uno o varios de sus dueños, pese a ser por periodos relativamente cortos, por ejemplo, unas vacaciones, nuestras mascotas sufren estrés. Es importante conocer a nuestras mascotas, ver cómo reaccionan y qué les afecta cada situación. No todas las macotas son iguales, pero todas son sensibles a las emociones y al entorno que les rodea.
Los perros distinguen perfectamente nuestro tono de voz, para saber si estamos alegres, enfadados o tristes. Esto hace que se comporten de un modo u otro. No solo sienten nuestras emociones, sino que también son sensibles y se les contagian o les hacen reaccionar.
El estrés, nuestro peor enemigo
El estrés genera malestar a nivel físico y mental, también en las mascotas. Si sufrimos de periodos de estrés puede que nuestras mascotas lo detecten incluso antes que nosotros. También el estrés puede generar que nos comportemos de forma diferente con nuestro perro o gato, que tengamos comportamientos cambiantes y repentinos, y esto influirá en su comportamiento, que puede ser más nervioso. Rompiendo el equilibrio, al no estar tú en el mejor estado. Por ejemplo, un estado neurótico o de ansiedad se transmitirá a tu mascota dependiendo de cómo sea esta le influirá de una manera u otra.
Nuestras mascotas nos pueden ayudar a conocernos mejor. Debemos prestar mucha atención para ver cómo influye en nuestra vida y, también, como influyen nuestras decisiones y estados de ánimo en la de ellos.