El moquillo canino, en inglés canine distemper, es una enfermedad infecciosa y contagiosa de origen viral que puede atacar a perros y hurones. Sin embargo, hoy hablaremos de cómo se contagia, los signos más comunes detectables para el propietario y las formas de prevención en perros. ¡Vamos a ello!
¿Qué es?
Como decíamos en la introducción de este post, se trata de una enfermedad infectocontagiosa que en perros afecta, principalmente, al sistema digestivo y respiratorio del animal. Pudiendo llegar a afectar al sistema nervioso. Al igual que cualquier otra dolencia en animales de compañía, si no se trata a tiempo puede llegar a ser grave y, en este caso, puede resultar incluso mortal para la mascota. Por eso desde AMVAC hacemos hincapié en llevar al día la cartilla sanitaria de nuestro compañero de cuatro patas y seguir en todo momento las recomendaciones del veterinario.
Este virus de la familia de la Paramixoviridae, género Morbillivirus, lo pueden contraer los perros tanto en su etapa de cachorros como en su etapa adulta. Pese a que, actualmente, en España la mayor parte de la población de perros está vacunada frente a esta enfermedad, esto no quiere decir que no haya que estar pendientes y seguir la pauta de prevención y cuidados. La principal medida de prevención es mantener la vacunación al día.
¿Cómo se contagia?
La forma de contagio del moquillo canino comparte similitudes con la forma en que se propaga la tos de las perreras, ya que pueden contraerlo a través del contacto directo con las gotas de aerosol de la nariz, las lágrimas y otras secreciones de los animales infectados o bien por el aire.
De este modo, recomendamos que si un perro tiene la enfermedad el propietario debe evitar que entre en contacto con otras mascotas. Por ejemplo, no pasear por lugares o en franjas horarias en las que se pueda concentrar un grupo de perros paseando en un espacio pequeño, aunque sea al aire libre. Asimismo, esta enfermedad también podría resultar un peligro en lugares como centros de acogida, residencias caninas o albergues. Por lo que en estos casos lo ideal sería aislar a la mascota del resto hasta que supere el moquillo canino. En ambas situaciones, es decir, ante paseos en los que exista el riesgo de contacto directo o cercano con otras mascotas susceptibles o si no se aísla correctamente al animal infectado en una colectividad, podría producirse un brote de contagio.
Síntomas del moquillo canino
Los síntomas que se dan cuando la enfermedad ataca al sistema respiratorio se manifiestan sobre todo en forma de respiración sofocante o dificultad respiratoria, secreción nasal abundante y tos. Cuando afecta al sistema digestivo los más comunes son la diarrea y vómitos, con pérdida de apetito. Si el virus ataca el sistema nervioso los más comunes van desde espasmos musculares, parálisis de las extremidades hasta la presentación de ataques súbitos.
Sin embargo, hay signos comunes que pueden pasar desapercibidos y podrían denotar que nuestro compañero de cuatro patas ha contraído el moquillo canino: fiebre, cansancio, lagrimeo, lesiones en la piel, conjuntivitis y la deshidratación.
Recuerda que cuanto antes se detecte y se le lleve al veterinario, antes se podrá diagnosticar y tratar para evitar una posible situación de gravedad y que quede en un caso leve. Ante el moquillo canino es importante que el profesional sea quien diagnostique la enfermedad, ya que los síntomas se pueden confundir con las reacciones que causan otras afecciones y que son parecidas entre sí.
Prevención y tratamiento
Al tratarse de un virus no tiene un tratamiento determinado, es decir, no existe un comprimido que elimine el virus del organismo del perro. El papel del veterinario ante esta enfermedad será evitar posibles infecciones secundarias y tratar los síntomas mediante los tratamientos orales o intravenosos que estime oportunos (antibióticos, administrar suero y medicación para controlar síntomas como vómitos y diarreas…). Es importante limpiar y desinfectar adecuadamente las zonas donde vive el animal, con el propósito de eliminar del ambiente el virus, y evitar el contacto con otros perros.
Desde AMVAC recomendamos siempre a nuestros lectores que acudan al veterinario cuando la mascota manifieste síntomas de cualquier enfermedad. El profesional clínico es el especialista adecuado para determinar las pautas a seguir y los tratamientos para minimizar el riesgo de futura gravedad.
Como forma de prevención, lo ideal es evitar brechas de vacunación, es decir, no tardar más de lo debido en vacunar al perro con la vacuna correspondiente a esta enfermedad. Teniendo la cartilla sanitaria al día, estaremos velando por el cuidado de sanitario y el bienestar de nuestra mascota, haciendo eficaz la tenencia responsable de mascotas, a la vez que se minimiza el riesgo de contagio por moquillo canino.