Los veterinarios presentan altos niveles de estrés

Leemos recientemente la petición desde USVEMA para que los colegios profesionales ofrezcan ayuda psicológica a los veterinarios debido a los problemas de estrés, ansiedad y depresión que generan diversos factores del día a día de la profesión.

También en una carta publicada hace unos días de una colega francesa, se lamentaba de lo duro y poco gratificante que es en ocasiones el trato con el público: clientes que no quieren pagar, los que piensan que es tu obligación tratar gratis a los animales abandonados,  los que te critican en las redes sociales, los que te amenazan o increpan al comunicarles el precio de tus servicios,  los que han decidido llevar tarde a la clínica a un animal con una patología que ya tiene poca solución, o con los que te tienes que plantar y decir no a la eutanasia de un animal que no lo requiere… A esto añadimos el esfuerzo que requiere trabajar en equipo, los quebraderos de cabeza para que salgan los números de la clínica o lo complejo que resulta la gestión de los empleados.

Todo esto genera frustración, ganas de abandonar, dificultades para conciliar el sueño o miedo a acudir al trabajo. Es difícil, a veces, sustraerse al juicio de los propietarios, cuando sabes que has dado todo lo que podías para hacer bien tu trabajo y recibes de premio una denuncia.

Trabajamos con emociones, con la vida y la muerte y eso pasa factura, las personas no son infalibles, los veterinarios tampoco.

Un amplio estudio dirigido por Merck Animal Health, en USA, muestra que los veterinarios no padecen más problemas de salud mental, en comparación, con la población general. Aproximadamente, solo 1 de cada 20 veterinarios sufre de angustia psicológica severa, pero hay mucho más que sí experimentan estrés significativo, o niveles más bajos de bienestar. Esto ocurre especialmente a los veterinarios menores de 45 años, más en mujeres que en hombres y más los asociados que los propietarios de clínica.

La depresión, el agotamiento y la ansiedad son los problemas psicológicos más frecuentes y aumentan a medida que aumentan las horas de trabajo. El estudio indica también que solo la mitad de los veterinarios con problemas psicológicos graves buscan ayuda, todavía hay un estigma asociado con buscar ayuda y tenemos que cambiar eso.

Aunque los veterinarios estamos peor en éste área que otras profesiones, la buena noticia es que el bienestar puede mejorar mediante cambios en el estilo de vida.

Un buen balance entre tiempo laboral y familiar, tener tiempo para los amigos, viajar, hacer ejercicio, es “absolutamente esencial”, dicen los expertos. Aprovechemos  nuestro tiempo libre para viajar, relajarnos en el mar o pasear por la  montaña; disfrutar de la familia y amigos, descansar un poco las redes sociales, pensar en delegar más, despejar los malos pensamientos y cargarnos de energía positiva con la que afrontar el resto del año, porque nosotros también necesitamos cariño, no solo los animales que tratamos y tanto queremos

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