Existen ocasiones en las que tras un tiempo conviviendo con nuestro gato comenzamos a tener ciertas reacciones alérgicas debido a partículas que produce su organismo. Cuando esto ocurre con una mascota que tenemos en casa seguramente el médico o el alergólogo nos recomiende retirar el animal de la vivienda, especialmente, si el cuadro sintomático de esta reacción es grave. Sin embargo, sentimentalmente es una situación complicada ya que, el cariño y la lealtad que muestran estos peludos es difícil de explicar.
La alergia, define la RAE, es la respuesta inmunitaria excesiva provocada en individuos hipersensibles por la acción de determinadas sustancias, especialmente ambientales. No obstante, esta respuesta de nuestro organismo no solo se produce debido a partículas de origen vegetal, sino que también, como hemos visto, se produce ante partículas de origen animal. Además, es una reacción que puede surgirnos a lo largo de nuestra vida sin previo aviso, como cualquier otra enfermedad.
Se puede ser alérgico a gatos, perros, roedores y conejos e incluso reptiles y caballos. Por lo general, la alergia a animales de compañía se focaliza en perros y gatos. Los síntomas de una reacción alérgica pueden variar desde los más leves (estornudos, tos, enrojecimiento de la piel y prurito) o hasta los más graves (una crisis de asma). En este sentido, hay gente que, pese a tener alergia a sus mascotas no pueden desprenderse de ellas, por lo que hacen un esfuerzo extra y empiezan a tener en cuenta medidas que puedan minimizar las reacciones de nuestro organismo ante los alérgenos y que quizás antes no habían pensado.
Por eso, en este post, además de contarte cuáles son algunos de los síntomas más comunes de alergias a gatos y de dónde provienen estos alérgenos, te explicamos cómo puedes convivir con tu gato en caso de que seas alérgico a ellos. ¡Empezamos!
Proteína Fel d 1, la culpable
Cuando un alergólogo nos dice que tenemos alergia a los gatos, rápidamente lo asociamos al pelo que suelta el animal e incluso su caspa ¡y con razón! Aunque son los causantes indirectos de nuestras reacciones alérgicas. Se han encontrado hasta 18 proteínas diferentes en extractos de pelo y caspa del gato, pero la principal responsable de que nuestro sistema inmune actúe ante los alérgenos que desprenden nuestros peludos es la proteína Fel d 1: su fuente principal es la saliva del gato y se encuentra en el pelo por la costumbre de lamerse. Asimismo, los alérgenos se encuentran en las glándulas sebáceas, en las glándulas sudoríparas – conectadas con las raíces de los pelos – y en el fluido lagrimal.
¿Por qué tengo alergia al pelo del gato, su caspa y el entorno en el que se encuentra?
Los gatos lamen su piel con frecuencia para mantenerla limpia y es en ese momento cuando la proteína Fel d 1 se transfiere al entorno. También, en la piel se acumula caspa, polvo, polen y otros alérgenos. Entonces es por eso que, cuando entramos en contacto con un entorno cerrado en el que el felino se ha subido a muebles, por ejemplo, empezamos a estornudar, nos lloran los ojos, nos pica la piel o, en el peor de los casos, tenemos dificultades para respirar. Y no solo se queda en los muebles por el pelo y la caspa que suelta nuestro felino, sino que la proteína Fel d 1 también puede quedar suspendida en el aire, por eso si eres alérgico a los gatos una limpieza profunda del hogar y una correcta ventilación pueden minimizar los síntomas.
Fel d 4
La proteína Fel d 4 es otro de los alérgenos que producen los gatos. Aunque la produzcan en menor cantidad también puede causar reacciones en el organismo humano, la curiosidad de esta partícula es que es un reactivo muy útil para el diagnóstico de alergia a los gatos en las personas.
Síntomas más comunes que pueden evidenciar alergia a gatos
Probablemente, si llevas un tiempo conviviendo con tu gato o ya has acudido al alergólogo en alguna ocasión ya sabes cuáles son los síntomas que produce una alergia a mascotas. Pero si no convives con gatos o tienes uno y de repente aparecen síntomas, como los que te detallamos a continuación, debes prestar atención y acudir a un especialista.
Las reacciones más comunes a los alérgenos felinos, que te hemos detallado más arriba, suelen expresarse mediante la rinitis alérgica, que produce: estornudos; congestión, secreciones y goteos nasales; picazón de nariz, ojos y garganta; ojos llorosos y ataques de tos.
Sin embargo, hay casos en los que puede agravarse la situación si empiezas a tener dificultades para respirar. Asimismo, hay que tener especial cuidado si eres asmático porque, si es así puedes sufrir una crisis de asma. Por otro lado, hay que fijarse si aparecen síntomas cutáneos como son eccemas y picores en la piel. Dependiendo de la persona la reacción será leve o se agravará según el tiempo que pase junto al felino y según el tiempo que tarde en prevenir los síntomas.
Pero ¿puedo convivir con él? ¿Cómo hacerlo?
Si tienes cualquiera de estos síntomas y vives con tu gato, el especialista probablemente te diga que retires el animal de tu casa. No obstante, tomando precauciones como las que te indicamos podrás reducir la sintomatología de tu reacción alérgica y la convivencia será más fácil. Por lo que no será necesario dejar de disfrutar de nuestro peludo en casa.
- Existen dos tipos de tratamientos medicinales: vacuna o antihistamínico. Para estos cuales es necesario receta y recomendación del especialista en materia. Por norma general, estos deberían reducir las reacciones de nuestro organismo, pero a veces no es suficiente por lo que completar el tratamiento con otras medidas será más eficaz.
- Intensificar las medidas de higiene del animal: Lava su cama y sus recipientes frecuentemente. Además, si duchas al gato con asiduidad conseguirás disminuir la carga alergénica que se acumula en su pelo y caspa. No obstante, debes saber que esta solución de bañarle tiene inconvenientes. Uno de ellos es que la superficie cutánea del animal pierde su manto lipídico natural y el pelo sus aceites protectores. Por lo que el uso frecuente de agua y jabón reseca la piel y el pelaje y esto puede provocar una mayor producción de caspa, descamación y residuos. Por lo que te recomendamos usar una loción de uso tópico. Esta reduce la carga alergénica de perros y gatos.
- Limita los movimientos de tu gato, no dejes que se suba a tu cama o que se suba al sofá, por ejemplo. Tampoco le permitas que se acurruque en tu almohada.
- Limpieza de la casa: esta es, junto con la higiene del animal, una medida clave. Manteniendo los diferentes espacios del hogar limpios reducirás, significativamente, cualquier posibilidad de acumulación de caspa o pelo en el suelo o en el aire. En este caso, el uso del aspirador puede que sea más efectivo que la escoba y coloca purificadores de aire, por ejemplo. Una buena ventilación y evitar el uso de herramientas de limpieza que puedan desplazar partículas a otras estancias o muebles de la casa son factores que contribuirán a reducir la sintomatología.
Las alergias no son fáciles de llevar y más aún si tenemos el foco de la reacción a nuestro lado, como ocurre con las mascotas. Pero no por ello debemos rendirnos rápidamente, una alergia no es excusa para abandonar a un animal. Su tenencia es una responsabilidad y en la mayoría de las ocasiones el cariño que sentimos por ellas no se puede explicar. Por lo que aplicar estas medidas de higiene te ayudarán a reducir los síntomas de tu alergia, haciendo la convivencia más amena y evitando abandonos innecesarios.